El término prosumidor fue acuñado por el escritor estadounidense Alvin Toffler en 1980 en su libro “La
tercera ola” siendo una combinación de las palabras consumidores y productores.
En su libro, Toffler postulaba que llegaría un momento en que los consumidores
se involucrarían tanto en el producto que podrían llegar a formar parte de la
creación del mismo.
Esta idea, que por aquellos años parecía
descabellada, se ha hecho realidad gracias a la interactividad que nos permite
la tecnología y la web 2.0.
El prosumidor no es solamente una persona que
compra, sino que es también una persona con capacidad de liderazgo y persuasión
que crea contenidos y genera ideas y opiniones. Esto le dota de un mayor poder
de compra y de capacidad de influir sobre otros consumidores.
Si tenemos en cuenta que el 78% de las
personas confía en las opiniones de otros consumidores a la hora de comprar un
producto, las empresas están en la obligación de “mimarlos”.
Por ello, las empresas deben escuchar a los
consumidores, atender sus peticiones, sugerencias, quejas y opiniones porque,
de lo contrario, corren el riesgo de perder su reputación (con lo que ello
conlleva). Los beneficios que se pueden obtener de esta relación con los
prosumidores son:
·
Fuente generadora de nuevas ideas;
·
Identificación de oportunidades de negocio;
·
Mejor conocimiento del gusto de los
consumidores;
·
Diagnóstico de áreas de mejora;
·
Oportunidad de recuperación de servicios
fallidos;
·
Mejor imagen de marca;
·
Fidelización del cliente;
·
Crecimiento del negocio.
Fruto de este mayor poder de compra y
capacidad de influir sobre otros consumidores de los prosumidores, es la cada
vez mayor incorporación de Community Managers como parte imprescindible de las
plantillas de las empresas.
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